Tuesday, August 11, 2009


TRAUMA DEL NACIMIENTO:Compresión del Cráneo en el Nacimiento.
La importancia de revisar a cada bebé a una edad temprana con la Terapia Cráneo-Sacral.

La constricción del Cráneo debido a la compresión en el nacimiento probablemente nos afecta a todos en algún grado. Durante el proceso de nacimiento, el bebé desciende en espiral por el canal de nacimiento y está expuesto a altos niveles de compresión y rotación simultáneas. Esto resulta en compresión del cráneo, de tal manera que los huesos individuales del cráneo son empujados unos sobre otros; si permanecen en este estado pueden restringir el desarrollo completo del cerebro y por lo tanto, el grado en que esta restricción se libere y resuelve varía considerablemente de un individuo a otro.

En circunstancias severas, esta restricción puede provocar daños cerebrales, autismo, y al Síndrome de la Muerte Súbita del Bebé en la Cuna. En casos menos severos puede producirse dislexia, dificultades en el aprendizaje, hiperactividad, epilepsia, comportamiento obsesivo, trastornos de personalidad, y problemas de desarrollo.

En todos nosotros (supuestamente individuos "normales") puede muy bien jugar un papel importante en determinar nuestra habilidad mental, nuestra personalidad, nuestra salud y constitución general, nuestra susceptibilidad a la alergia, asma, migraña, estrabismo, y muchos otros trastornos, y los subsecuentes problemas de desarrollo en todos los sistemas de nuestro cuerpo nervioso, digestivo, inmunitario, etc. Por lo tanto es tremendamente recomendable que todo bebé sea revisado a una edad muy temprana por un Terapeuta Cráneo- Sacral, de forma que todas las constricciones y restriciones puedan ser liberadas antes de que se consoliden en el patrón estructural del niño.

Idealmente, todo bebé necesitaría ser revisado al nacer, a los 10 días, a las 6 semanas, y a los 3 meses. Si esto no es posible, lo más pronto que pueda efectuarse una revisión será lo mejor, para asegurar que el niño pueda desarrollar su máximo potencial, y protegerlo contra las más severas consecuencias de la constricción craneal tales como las indicadas más arriba.

Tales revisiones son recomendables para todos los bebés, pero son particularmente necesarias cuando ha habido un parto difícil, una labor de parto largo y difícil, el uso de fórceps, excesivo uso de drogas, cesárea, etc.-- o donde existan síntomas obvios de mal funcionamiento: laxitud, falta de respuesta, falta de reflejo de succión, alimentarse sólo de un pecho, hiperactividad, llanto excesivo, golpes con la cabeza, insomnio, vómito o regurgitación excesiva, estenosis del píloro, cólico excesivo, flatulencia excesiva, cualquier asimetría en el cráneo o en otro lugar, o cualquier otro síntoma que preocupe a los padres.

Existen también muchos otros problemas (ádemás de la constricción craneal) asociados con el nacimiento, la vida intrauterina, y el cuidado postparto; y pueden ser severos o suaves, óbvios o sutiles, físicos o psicoemocionales. Todos ellos se reflejan en el sistema Cráneo--sacral, y muchos de ellos pueden ser tratados por medio del tratamiento integrativo de la Terapia Cráneo-Sacral. Por cierto, no es suficiente aceptar las palabras tranquilizadoras de los médicos, las parteras o enfermeros de que nada esta mal ("mientras el bebé sonría, se alimenta y gane peso...") y que todos esos trastornos son normales.

La profesión médica se preocupa básicamente de las patologías más evidentes y las anormalidades mayores, muchas de las cuales no se manifestarán hasta que sea demasiado tarde y parece que no puedan darse cuenta o aún reconocer los más sutiles patrones Cráneo--Sacrales que, aunque sean sutiles, pueden muy bien contribuir a las muchas condiciones descritas más arriba; y es de particular importancia porque el sistema Cráneo Sacral puede muy bien reflejar estas condiciones en un estudio temprano, cuando aún son manejables para ser tratadas y resueltas satisfactoriamente.